lunes, 22 de julio de 2013

Libros Maravillosos y la Fiebre del Oro

Patricio Bravo y Antonio Barros son dos antofagastinos que han creado una magnífica página web llamada libros maravillosos. No puedo más que agradecer a estas personas por su iniciativa. El nombre de la página lo indica casi todo, pero no está de más decir que en dicha página se puede leer completo, entre otros, el libro de Vicente Pérez Rosales, Recuerdos del Pasado.

El libro es una maravilla y recorre la vida de este aventurero chileno del siglo 19, que entre otras peripecias vivió en su infancia la independencia de Chile, ya que nació en Santiago en 1807. Se fue a europa en 1822 con tan mala suerte que se enemistó con el capitán del barco que lo dejó botado en Rio de Janeiro; allí, despues de casi morir de hambre, vivió la independencia de Brasil, con la coronacion del emperador Pedro I incluida. Sí, Brasil tuvo emperador antes de Adriano.

Vuelto a Chile se volvió a embarcar a estudiar a Francia. Poco después de llegar, le tocó la revolución y derrocamiento del rey Carlos X. Viajó a Inglaterra y anduvo en el primer tren del mundo tirado por locomotora a vapor. Otra vez de vuelta a Chile, el barco casi naufraga tratando de dar la vuelta por el cabo de hornos. Luego se hizo agricultor, vendedor, contrabandista y finalmente le llegaron noticias del hallazgo de oro en California.

Era 1848 y con un grupo de hermanos y amigos arrendaron un barco y se las emplumaron a California. Después de un penoso viaje, llegaron a San Francisco y se encontraron con centenares de barcos abandonados en el puerto. Ellos abandonaron su barco a su vez y se lanzaron a tierra a buscar oro. Por supuesto no encontraron nada y volvieron mucho más pobres de lo que se fueron.

A la vuelta de su fallida expedición a California, don Vicente sentó cabeza y consiguió trabajo en el gobierno, que le encargó el poblamiento del sur de Chile con colonos europeos. Allá partió de nuevo don Vicente a buscar alemanes pobres para poblar el sur. Consiguió llenar un barco a punta de propaganda y cuando llegó de vuelta a Chile se dió cuenta de que el sur de Chile era una selva impenetrable (sabes lo que significa "impenetrable"?).

No se le ocurrió nada mejor que contratar un indio para que "despejara" el terreno. El indio armó tal incendio, que el bosque estuvo ardiendo seis meses y la humareda llegó hasta Santiago. Esas son algunas de las peripecias de don Vicente que recuerdo. El libro lo leí hace tiempo y ahora lo estoy releyendo. Una de las cosas interesantes que he reencontrado, es esta descripción que hace don Vicente, del Chile de la época de la independencia:

Dividíase el territorio republicano, que sólo alcanzaba en aquel entonces desde Atacama al canal de Chacao, en tres grandes departamentos llamados Coquimbo, Santiago y Concepción, y en los gobiernos de Valdivia, Talcahuano y Valparaíso.
El departamento de Coquimbo confinaba al norte con la provincia de Atacama del Alto Perú en el río Sala Agua Buena y médano de Atacama, y al sur con el departamento de Santiago, en la quebrada del Negro y portezuelo de Tilama. El departamento de Santiago tenía por límites al sur el río de Maule, que le separaba del de Concepción, y éste terminaba por la parte del sur con el río Vergara, cerro de Santa Juana y Rumén .
La jurisdicción de los titulados gobiernos de Talcahuano y de Valparaíso no pasaba del recinto de cada una de esas plazas; pero no así la del de Valdivia, que alcanzaba hasta el canal de Chacao, punto donde se detenía la bandera patria.

Para los que todavía creen que alguna vez toda la patagonia era chilena y los argentinos nos la robaron porque nosotros estábamos ocupados robándoles el norte a los bolivianos. ¡Qué cosas!

Mejor escucho un par de canciones.




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